Los países ricos en recursos naturales que toman préstamos de miles de millones de dólares pueden terminar con volúmenes de deuda insalvables, según un nuevo informe del Instituto de Gobernanza de los Recursos Naturales (NRGI, por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro dedicada a mejorar la gestión de los recursos.
Empresas de países desarrollados, como China, son las que otorgan estos “préstamos respaldados por recursos naturales”, con el fin de acceder a la explotación de estos recursos fundamentales para sus negocios, por lo general en países emergentes que necesitan el dinero para proyectos de desarrollo de infraestructura.
Jyhjong Hwang, uno de los autores del informe, doctorando en Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Ohio, declaró que más allá de los beneficios potenciales que puedan brindar, lo que estos acuerdos establecen desde un principio es un desequilibrio de poder.
“Los acuerdos respaldados por recursos naturales son apuestas de alto riesgo ante jugadores que llevan las de ganar”, explica Hwang. “Las empresas estatales chinas tienen intereses estratégicos en asegurar recursos naturales y despliegan toda su experiencia y capacidad de negociación para conseguir un buen acuerdo”, dijo.
La fórmula parece ser siempre la misma: en la negociación, un país emergente usa como aval un volumen específico de producción futura de un recurso nacional —como el petróleo, un producto básico que sirve comúnmente de respaldo para este tipo de acuerdos—. A cambio, obtiene fondos anticipados con los que puede invertir en vías, redes eléctricas e instalaciones de tratamiento del agua.
Los investigadores observan que estos préstamos a veces sí producen beneficios tangibles para el país que los toma. Pero al analizar 52 préstamos de este tipo realizados entre 2004 y 2018 —que combinados totalizan 164 mil millones de dólares—, descubrieron que, por lo común, los acuerdos son poco claros y riesgosos para los países prestatarios. Solo en un caso los detalles del préstamo eran de público conocimiento.
David Mihalyi, otro de los autores del informe y economista de NRGI, los comparó con un préstamo rápido o inmediato. “Tienen plazos cortos de vencimiento, altas tasas de interés y no exigen especificaciones de cómo se utilizará el dinero. Los gobiernos deberían proceder con cautela con esos préstamos”.
A veces, sucede que los países no pueden incrementar la producción de sus recursos con la suficiente rapidez para comenzar a pagar los intereses y el saldo del préstamo. El informe indica que el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que este podría ser el caso de Ghana, cuyo gobierno tomó un préstamo de 2.000 millones de dólares de Sinohydro, una empresa estatal china de ingeniería. El respaldo del préstamo es la bauxita, una roca sedimentaria con un contenido de aluminio bastante alto. Existen informes de Mongabay y otros portales de noticias que demuestran que el país está haciendo lo posible por aumentar la producción de bauxita, incluso en la Reserva Forestal de Atewa, hábitat de muchísimas especies de fauna y flora.
En 2017 el gobierno de Guinea tomó un préstamo de 20.000 millones de dólares, lo que equivale al PBI de casi dos años de ese país, según el informe de NRGI. El PBI es una medida de todos los productos y servicios que genera un país por año. Además, el año pasado Mongabay informó que la minería de bauxita estaba causando la destrucción del hábitat del chimpancé del oeste africano (Pan troglodytes verus) en la región de Boké, y que ha puesto en riesgo inclusive un parque nacional establecido para proteger las especies en peligro crítico de extinción.
Además de todos los problemas ambientales potenciales, los autores del informe señalan que las comunidades raramente son consultadas sobre los términos de los préstamos a pesar de que, muchas veces, son las más perjudicadas por el impacto de la minería en los bosques, la calidad del agua y los conflictos sociales.
Los países que toman este tipo de préstamos corren el riesgo de perder control de sus recursos naturales, que a largo plazo, probablemente, resulten ser más valiosos que el préstamo en sí. Y a cambio, lo que tienen son deudas abrumadoras.
La cartera de préstamos de Venezuela, por ejemplo, que alcanza una cifra de 59.000 millones de dólares, está respaldada por sus reservas de petróleo. El informe sostiene que tales préstamos amenazan la estabilidad económica del país, así como la de varios países africanos, como Angola, Chad, la República Democrática del Congo y Sudán del Sur.
Para tratar esta problemática es imperioso que haya transparencia. Los investigadores ni siquiera pudieron averiguar la tasa de interés de casi dos tercios de los préstamos analizados.
Hay esfuerzos para impulsar procesos más abiertos, como la Iniciativa de Transparencia en la Industria Extractiva. Hwang y Mihalyi recomiendan involucrar a expertos legales en la negociación de los contratos, a fin de lograr términos convenientes para ambas partes. También proponen adoptar un cronograma de pagos flexible.
Según Mihalyi, ambas partes se benefician de un préstamo justo. “Debemos aprender de los errores cometidos en el pasado”, sostiene.